La Baja Edad Media fue tiempo de conflictos entre reyes, ciudades y nobles. Para proteger sus posesiones, dominar los caminos o defender sus intereses respectivos, muchos nobles construyeron castillos en sus tierras, aldeas o villas de señorío. A Finales del siglo XV las tierras de Ávila se poblaron de castillos.
En la actualidad la provincia cuenta con 19 fortificaciones de este tipo distribuidas por todo su territorio. Aparte de servir de reclamo y casi de signo de identidad de algunos de los municipios más renombrados, su visita sirve de guía para asomarse a varios de los rincones más insólitos y emblemáticos de la Provincia.
Arévalo, Madrigal de las Altas Torres, El Barco de Ávila, Las Navas del Marqués, La Adrada y Arenas de San Pedro son algunos de esos lugares de visita obligada.
Comenzamos nuestra ruta en el Castillo de La Adrada, en el pueblo del mismo nombre.
Se levanta sobre el cerro desde el que nace la localidad. Desde este se divisa toda la villa y una gran extensión de terreno, por la que pasaba una importante vía de comunicación. Unido a la cercanía de un río y a lugares de caza abundante, convierte sus localización en un lugar estratégico.
Actualmente se encuentra en buen estado, tras las recientes rehabilitaciones que se han realizado sobre él, finalizadas en el año 2003. Es visitable y en su interior se alberga el Centro de Interpretación Histórica del Valle del Tiétar.
Continuamos la ruta hacia Arenas de San Pedro, donde nos espera el Castillo del Condestable Dávalos, también conocido como Castillo de la Triste Condesa. Aun repetidamente incendiado durante las diferentes guerras, se conserva gran parte del mismo. Sirvió de prisión y de cementerio. Ahora es Auditorio municipal, Museo y Sala de exposiciones y Congresos. Declarado Monumento Histórico Artístico en 1931.
En Mombeltrán podemos encontrar el impresionante Castillo de los Duques de Alburquerque.
Está emplazado en las afueras de la localidad, dominando el paso del río sobre un cerro de escasa altura, y rodeado de un paisaje de singular belleza de la Sierra de Gredos. Data de mediados del siglo XV. En 1461 fue donado por el rey Enrique IV a su favorito Don Beltrán de la Cueva, antepasado del actual propietario, el Duque de Alburquerque, y poseedor también del castillo de Cuéllar.
Consta de dos recintos de forma cuadrada con cubos circulares en las esquinas. El interior conserva un patio de armas con restos de columnas, muros y escaleras. Completo por fuera, ruinas y restos conservados por dentro, es de propiedad particular, del Duque de Alburquerque, y actualmente está sin uso.
Una ruta que podemos completar en un día y redondear disfrutando de cualquiera de los excelentes platos de cocina tradicional y vinos de la zona.
El Valle del Tiétar tiene una página web oficial de turismo, para ampliar información.
Vía: Diputación de Ávila
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