La búsqueda de un lugar poco concurrido, al que se puede llegar en coche, que esté en un entorno natural saludable y con buena logística: así es el primer verano poscovid en el que las vacaciones en el campo o la montaña se han convertido en tendencia
Tras meses de ahorro y dedicación, el ansiado viaje a Croacia que Paula Cascán, de 21 años, tenía programado para este verano se fue por la borda, como los de tantos otros, por el coronavirus. Pero después de aguantar el confinamiento sola en Barcelona, decidió cambiar la costa dálmata de Split por un viaje con su madre por los campos de lavanda de Benafarces, un pueblo vallisoletano de 86 habitantes. “Nos costó mucho organizar el viaje a Croacia, pero gastarte ese dinero en salir fuera de España y que a lo mejor no puedas visitar todos los sitios que tenías planeados por las medidas de seguridad hace que no merezca la pena. Además, España tiene pueblos preciosos que no valoramos, incluso ni sabemos que existen. Por eso este año hemos decidido ir de casa rural y conocer nuestro país”, explica la joven.
Como Cascán, el 70% de los españoles planea viajar estas vacaciones a entornos rurales o hacer turismo de interior, según el Estudio del turismo rural poscovid-19, publicado a mediados de junio por el portal especializado EscapadaRural.com. De hecho, el 52% de los encuestados (de un total de unos 10.000 viajeros y 1.500 propietarios de hoteles) afirma que la llegada del coronavirus ha frenado sus planes de salir al extranjero para viajar por España.
Los rebrotes no dejan de condicionar los desplazamientos de los ciudadanos tras el estado de alarma, lo que provoca que la realidad turística sea muy diferente a la de los últimos años. El consejo del Ministerio de Sanidad es claro: huir de las zonas concurridas, lo que deja fuera las abarrotadas playas y los centros de ciudades europeas. Este condicionante, unido a que el sector logístico está derribando las últimas barreras de conexión con el campo, ha provocado que el turismo rural haya pasado de ser una opción residual a encabezar la lista de preferencias para los viajeros. Además, el futuro incierto sobre nuevos confinamientos o cierre de fronteras dejan ver que este subsector podría erigirse como uno de los preferidos a corto y medio plazo.
Aire libre contra zonas concurridas
Luis Chico, presidente de la Asociación Vallisoletana de Turismo Rural, lo ve como una tendencia llena de posibilidades. No se olvida de que la crisis de la covid-19 afectará, entre otras cosas, a la caída del turismo extranjero en zonas del interior, pero subraya que el turismo rural tiene muchas otras alternativas que ofrecer al resto de viajeros. “La gente tiene miedo a viajar a zonas concurridas. Por eso está decantándose por los pueblos: pueden ir en coche sin salir de su provincia y son zonas verdes con poco tránsito que les permiten estar más tranquilos ante posibles contagios”, explica Chico. Prueba de ello es Campo y Lumbre, la casa rural que dirige y donde también se hospeda Cascán. En las últimas semanas se ha llenado de inquilinos de entre 20 y 30 años.
A la baja densidad de visitantes de estas zonas, Chico, también profesor de Turismo de la Universidad Europea Miguel de Cervantes (Valladolid), señala otros factores que han llevado a más visitantes a reservar en casas rurales. “Las medidas sanitarias se han convertido en la primera exigencia, y los espacios naturales que ofrecen estas zonas son un plus que los visitantes perciben como beneficioso para su salud. Mucha gente ha estado cuatro meses confinada en un piso y necesita tranquilidad en zonas al aire libre”, matiza Chico.
De hecho, esta seguridad sanitaria es lo que más preocupa al 62% de los ciudadanos, según datos de EscapadaRural.com. A pesar de disponer de un entorno más seguro, el principal reto de estos negocios en estas áreas es contar tanto con elementos de protección (geles, guantes, mascarillas) como con certificados que garanticen a los viajeros una estancia libre de covid-19 antes de hacer la reserva. “La mayoría de sitios están preparados. Nosotros tomamos la temperatura con termómetros pistola y entregamos a todos nuestros huéspedes mascarillas y guantes”, dice Chico.
La logística como algo esencial
Por otro lado, en las zonas rurales, en las que el azote directo del virus ha sido más bajo, es más factible alquilar una casa entera para uso exclusivo y llegar a ella en coche: el contacto con personas desconocidas se minimiza. En estos casos, a diferencia de los viajes en avión, existe la posibilidad de contratar a una empresa de envíos para que traslade, con las medidas sanitarias establecidas, el equipaje a un destino concreto, como puede ser una oficina postal.
Ante el incremento de la demanda, la gestión logística de estos hoteles rurales será fundamental para prever un abastecimiento continuo incluso más allá de los meses tradicionalmente con más visitantes. Por ello es esencial, por un lado, hacer nuevos planes presupuestarios que prevean un mayor volumen de los recursos y, por otro, contar con una empresa de logística que le pueda hacer llegar de forma rápida lo que necesite.
Este último punto cobra una especial relevancia, ya que no todas las empresas de paquetería disponen de una capilaridad tan grande como para que sus rutas habituales lleguen diariamente a todos los rincones de España. “Es importante que estos pequeños empresarios tenga distribuidores fiables, ya que da igual si la zona es atractiva o no; si el hotel no tiene sábanas o el bar no tiene bebidas, la gente deja de ir”, explica Ramón García, experto en innovación logística.
Turismo que revitaliza zonas semi abandonadas
Tanto los especialistas en turismo como en logística apuntan a que el crecimiento turístico en las zonas rurales puede ser un motor que dinamice zonas despobladas y anime a muchos emprendedores a crear nuevos negocios en pueblos que tienen más posibilidades turísticas. Un ejemplo es la venta de productos de proximidad, que durante la pandemia se ha incrementado gracias al e-commerce.
Este hecho puede ser un acicate para que la conectividad (en un futuro, el 5G) cubra la mayoría de las localidades de España. “Estar conectados está siendo esencial para estos negocios rurales. Les permite llegar a sus clientes y que estos puedan tener una experiencia positiva. Cada vez más gente viene de vacaciones durante largas temporadas y necesita trabajar con su ordenador”, explica Chico.
La digitalización, uno de los pilares que el Gobierno quiere desarrollar a través de ayudas poscovid, no solo facilita el trabajo diario de estos establecimientos (gestión de reservas, compras de abastecimientos, información y promoción), sino que los hace más competitivos con otras zonas turísticas más desarrolladas.
Fuente: El País
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