23 noviembre 2024

Ávila Secreta

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Yacimientos arqueológicos abulenses

Visitamos los principales yacimientos de la cultura vetona en esa provincia.

Ustedes sabrán de antiquísimas ciudades devoradas por la jungla o el desierto, enigmáticas ruinas a la espera de algún audaz explorador que las rescate del olvido. También yo me siento un poco intrépido mientras busco Ulaca, ‘la ciudad perdida de los vetones’. Por suerte, los accesos del yacimiento resultan bastante civilizados, la señalización es muy correcta. Mi objetivo se alza sobre un cerro en el abulense valle de Amblés.

He leído que sus creadores atravesaron los Pirineos en torno al año 800 a.C., y se asentaron entre los ríos Duero y Tajo. El nuevo territorio de los vetones comprendió las actuales provincias de Ávila y Salamanca, y parte de Cáceres, Toledo y Zamora. Los miembros de esa cultura habitaban núcleos fortificados que solían instalar en elevaciones del terreno, casi siempre entre dos ríos. circulares o rectangulares, las viviendas se construían con piedras, y su única entrada miraba hacia el sur. A menudo tenían un pequeño corral para el ganado.

Sauna vetona en el castro de Ulaca, Ávila (De Xemenendura vía Wikimedia Commons)

Ulaca es el mayor de los núcleos vetones que se conocen, puesllegó a tener más de mil habitantes; toda una megalópolis en aquella época. Está cerca del actual pueblo de Villaviciosa, entre el arroyo de los Portillos y el río Picuezo, afluentes ambos del río Adaja. El yacimiento conserva varios restos llamativos, como lamuralla, con más de 3 km de longitud, levantada en torno al siglo II a.C., una sauna ritual o un espléndido altar. Parece que este último se consagró al sacrificio de animales para contentar a los dioses, sin que haya unanimidad entre los estudiosos sobre posibles sacrificios humanos. Más aceptado está un probable uso para la iniciación de los jóvenes guerreros. El complejo de Ulaca fue declarado Conjunto Histórico-Artístico en 1931, y Bien de Interés Cultural en 1986.

Se han identificado entre 250 y 300 viviendas en Ulaca. El emplazamiento de algunas fuera de las murallas sugiere que el peligro no era permanente para sus habitantes, y que estos solo buscaban el refugio del poblado en los momentos de apuro. Las murallas tenían dos paramentos de mampostería en seco, con un relleno de piedras. Se construían sin cimentación, directamente sobre el suelo, y su anchura oscilaba entre 4 y 8 m.

Poblado vetón Las Cogotas, Ávila (David Perez vía Wikimedia Commons)

Las Cogotas es otro poblado vetón, este a 6 km de Cardeñosa, a orillas del río Adaja. Ocupa una pequeña elevación del terreno y tiene dos recintos fortificados: la acrópolis o ciudad alta, y un gran corral para el ganado. A finales del siglo XIX se encontró un verraco de piedra en el yacimiento —hoy adorna la plaza de Adolfo Suárez, en Ávila—, además de fragmentos de otras esculturas en granito. Ya en tiempos de la Segunda República se descubrieron 1.469 tumbas.

Los vetones se dedicaban sobre todo a la guerra y a la cría de cerdos. Ese animal era el ingrediente principal de su poco variada dieta, junto al pan. La agricultura debió de ser precaria, basada en variedades de trigo y cebada resistentes al frío invierno local. De hecho, se han encontrado restos de trigo carbonizado en diversas viviendas de Las Cogotas. También debieron de tener modestísimas cosechas de habas o lentejas, y dedicarse a la recolección de bellotas y de miel. Es posible que experimentaran con los excrementos animales como abono que mejorase la rácana productividad de las tierras.

Umbo de escudo vetón fragmentado en bronce (Dorieo vía Wikimedia Commons)

Se han hallado piedras de molino en algunas viviendas, pero no silos excavados en el suelo; seguramente el grano se almacenaba en grandes vasijas. Parece demostrado que, cuando había malas cosechas, no dudaban en atacar a sus vecinos para arrebatarles su grano.

Los aperos agrícolas fueron inicialmente de piedra, madera o bronce, hasta que la difusión del hierro posibilitó la colonización de suelos más duros y difíciles. La diversidad de los objetos encontrados —hachas, picos, sierras, hoces, martillos…— sugiere la existencia de talleres consagrados a la forja del hierro.

Castro de la Mesa de Miranda, Ávila (By Yuntero vía Wikimedia Commons)

El yacimiento de la Mesa de Miranda está en Chamartín de la Sierra y domina un extenso territorio: hacia el norte, la vista llega a las tierras llanas del valle del Duero; hacia el sur, a las primeras estribaciones de la sierra de Ávila. Este yacimiento es importante por su extensa necrópolis, que incluye 2.230 tumbas; en él se han encontrado más de 5.000 piezas y objetos metálicos. Es uno de los cementerios más grandes de la segunda edad del hierro en la Península Ibérica.

Inicialmente, los vetones enterraban a sus muertos. Con el tiempo, no obstante, empezaron a incinerarlos. La cremación se hacía en una pira donde ardían el cadáver engalanado y sus armas, era una expresión de respeto y dolor ante la pérdida. Las cenizas y otros restos orgánicos se introducían después en vasijas de barro junto a pequeños objetos de adorno personal, y se depositaban en un lugar especialmente habilitado para los difuntos —el cementerio o necrópolis—, bajo túmulos de piedras. Los restos no se agrupaban por épocas, sino por familias o clanes, concentrándose sucesivas generaciones de cada grupo.

Vasija funeraria vetona (Museo Arqueológico Nacional de España)

El cementerio de Mesa de Miranda cuenta, por otra parte, con numerosas estelas en el suelo. Algunos autores relacionan su distribución con la posición celeste de ciertas constelaciones en fechas señaladas, como los solsticios.

Al igual que otros pueblos de la antigüedad, los vetones practicaban el culto a la naturaleza y a sus diversas manifestaciones. Lo compruebo en el castro de El Raso, en el valle del Tiétar, donde se veneró piedras sagradas, a los montes, los ríos… una de las divinidades más agasajadas fue Toga, una diosa femenina que gobernaba el ámbito de la guerra.

Castro de El Raso ,Avila
Castro de El Raso ,Avila (Nachosan vía Wikimedia Commons)

El Raso llegó a ser el núcleo fortificado más importante del valle del Tiétar durante los siglos II y I a.C. Emplazado en la vertiente sur de la sierra de Gredos, al pie del pico Almanzor, muy cerca de Candeleda, no fue descubierto hasta 1931, muy cerca de otro yacimiento, El Castañar. En este último se hallaron copas griegas, recipientes de vidrio para perfumes, y joyas de inspiración oriental, objetos que denotan la existencia de relaciones comerciales entre el mundo vetón, mesetario, y el Mediterráneo oriental, probablemente a través del sur de la península Ibérica.

Acabo mi inmersión vetona en el más célebre de sus yacimientos: el conjunto escultórico de los Toros de Guisando, en el municipio de El Tiemblo. Tuvo cinco figuras de toros —o verracos— creadas en granito entre los siglos IV y III a.C., pero una de ellas no ha llegado hasta nosotros, solo quedan cuatro. Su longitud abarca entre 264 y 277 cm, y la altura, entre 129 y 145 cm. Dos de ellas tienen inscripciones en latín en la base, incorporadas posteriormente. 

Toros de Guisando, Ávila
Toros de Guisando, Ávila (pxfuel)

Las cuatro esculturas se alinean con las cabezas hacia el oeste, y están enterradas a la altura de las pezuñas. Permiten distinguir detalles de la anatomía del animal, como las mandíbulas, las orejas o los agujeros para una cornamenta que debió de ser postiza. Se cree que su función era mágica, servían como protección para los prados vecinos. Se consideran uno de los conjuntos zoomorfos más valiosos de la antigüedad en España.

El a ño 218 a.C., Roma desembarcó en la península Ibérica, cerca de la actual Empúries (Girona). En poco tiempo, el ejército republicano introdujo su orden en el territorio y puso a los pobladores en vereda. Por ejemplo, acabó con las rapiñas y los saqueos entre vecinos. El nuevo Estado se arrogó el monopolio de la violencia. Para conseguirlo, los administradores romanos obligaron a los vetones al abandono de sus poblados fortificados y los reasentaron en tierras más bajas y fértiles, más rentables según la lógica económica de Roma. Allí aprendieron las técnicas agrícolas de los conquistadores y experimentaron cierta prosperidad, mientras se mezclaban con otras culturas. Núcleos como Ulaca, Las Cogotas o la Mesa de Miranda se despoblaron paulatinamente hasta su abandono definitivo.

Poblado vetón
Poblado vetón (By user:PedroPVZ vía Wikimedia Commons)

Vía: La Vanguardia